En el preciso momento que junto a un gran número de alumnos de diferentes carreras profesionales me internaba por los otoñales bosques de la Reserva Nacional Magallanes, una luz esplendida y el ánimo de todos disfrutando del aire puro y los espacios amplios, converso con algunos de ellos acerca de sus primeras experiencias en contacto con la naturaleza, la gran mayoría tenía recuerdos de infancia junto a sus padres, quienes en algún paseo familiar habían dejado sellado en su memoria un día memorable con papá o mamá en un paseo de campo.
No resistí mi intervención contando que la primera vez que salía al campo fue también acompañado de mi madre en las acostumbradas salidas después de las primeras lluvias del mes de Febrero, hacia el Cerro Dorotea, en Puerto Natales, en búsqueda de las flamantes y ricas frutillas silvestre. Allí por primera vez siendo muy pequeño dormí bajo las estrellas y tuve la grata oportunidad de ver aquellas fugaces luces que se desprendían de la cúpula astral, mezcladas con el “chisperio” de una débil fogata que como un puente mágico tanto las chispas del fuego subían mezclándose con el brillo estelar del cielo. Sentí tanto el miedo nocturno al escuchar el ronco sonido de un Tucúquere, así como el frío de una madrugada de verano. La misión buscar aquellos terrenos y laderas del cerro que daban hacia el este, con algo de humedad de las vertientes y con paciencia mirando y limpiando el suelo, hasta encontrar como un tesoro las rojas y dulces frutillas. Hoy día me doy cuenta que aquella mano que mece la cuna también es determinante para mover el mundo, y en este mismo mundo y a través de la historia podemos recordar afamadas mujeres que con el mismo ímpetu de hacer descubrir a sus hijos los misterios de la vida, ellas también han influido en los descubrimientos y en las exploraciones de los mas recónditos lugares del planeta. Sin ir más lejos en nuestra historia regional, se recuerda mucho en el ámbito del turismo, la expedición de Lady Florence Dixie, quien es considerada la primera mujer en internarse en el corazón de la Patagonia, que junto a familiares circularon por los parajes que dan hoy día hacia las Torres del Paine, acompañados en esa época por rudos y gentiles baqueanos. En otras partes del mundo y diferentes épocas podemos recordar a Valentina Tereshkova quien fue la primera en salir del planeta para observarla desde el espacio en el año 1963. Notable la odisea de la Japonesa Junko Tabep que logra en Mayo de1975 ser la primera mujer que alcanza el Polo de Altura, el Monte Everest. Ann Bancroft logra también uno de los Polos de la Tierra, pero esta vez el Polo Norte en el año 1986, su contrapartida fue en el año 1999 en el Polo Sur llega en solitario la española Chus Lago. Y hace algunos días atrás logra a través de un trabajo de años la Coreana Oh Eun-Sun que logra la máxima expresión del Himalayismo que es alcanzar los catorce montes que tienen las cifras récords de los 8.000 metros sobre el nivel del Mar. Ejemplos vivos de esfuerzos, constancias, perseverancias, pasión y amor por lo que hacen. No me resta mas que admirarme de dichas hazañas. Por lo mismo quiero tomar estas letras para saludar a mamá y felicitarla en su día y a todas por supuesto por los mismo valores de aquellas exploradoras del mundo y de la vida….¡¡¡FELICITACIONES!!!...
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