La primera vez que fui al Paine debo haber tenido seis años y peligrosamente lo hacía en la parte de atrás de un camión, acurrucado donde dijeron que estuviera sin moverme de ahí, amigos mayores más inquietos y desobedientes se incorporaban para apreciar las maravillas del entorno que intermitentemente aparecían entre las lomas y el polvo que levantaba el transporte. Ingresando por lo que se conoce como la portería Sarmiento y unos cuantos kilómetros más adelante, vi como con entusiasmo mis compañeros gritaban de júbilo al ver las montañas, no soporte mantener la instrucción de no moverme de mi posición y me incorpore para ver hacia las montañas, y me sentí conmovido, a mi corta edad percibí cuan pequeños éramos ante tal magnificas Montañas glaciadas y que se elevaban en los cielos patagónicos como castillos medievales, sentí miedo y tengo vagos recuerdos que solloce de emoción pero por la inseguridad que me sobrevino, imaginando que el camión seguiría por esas empinadas laderas de las montañas que estaban no se si lejos o cerca, estaba muy asustado. Finalmente disfrute de varios días de campo y siempre vigilante de las alturas que me rodeaban, de Este a Oeste, El Monte Almirante Nieto, Los Cuernos del Paine, algunas elevaciones del Valle Francés y el más alto y magnifico en sus formas y brillo, el Paine Grande, con su gran torreón como la cúpula de un helado de sabrosa crema, no se por que imaginaba como harían las ovejas para estar allí y que aquellos valientes ovejeros que con sus cabalgaduras las iban a buscar para arrearlas, las líneas descritas en sus paredes de esquistos negros asemejaban para mi mente infantil los caminos naturales de ovejeros y su ganado. Lo que no sabía era que diez años antes algunos escaladores habían estado con la soberbia intención por alcanzar la cumbre máxima del grupo de montañas denominadas Paine, pero ya se había cobrado en el primer intento los cuerpos jamás devueltos de Toncek Pangerc y Heriberto Schmoll, argentinos del Club Andino de Bariloche. Un nuevo intento de argentinos fue el año 1957 en Noviembre y que a escasos metros de la cumbre tuvieron que devolverse, hasta que el 27 de Diciembre de 1957 Jean Bich, Leonardo Carrel, Toni Gobbi, Camilo Pelissier y Pierino Pession, logran por primera vez alcanzar la cima principal de 3.050 metros sobre el nivel del mar, liderados todos por el Conde Italiano Guido Monzino. Su segunda ascensión vino recién el 26 de Octubre del año 2000 realizada por el argentino Rolando Garibotti y el Francés Bruno Sourzac. Los Equipos Chilenos también lo han intentado y las expectativas están desde año pasado en invierno que un grupo alcanzo a estar a escasos 150 metros de la cima y por un Hielo considerado inescalable por lo durísimo. Hoy tenemos una replica similar en pleno invierno e intento que por estos días, Sebastián Irarrázabal, María Paz Ibarra y Camilo Rada están trabajando para ello, nos mantiene a todos los que gustamos de esta actividad con el corazón en la boca al considerar lo complejo de realizar esta ascensión de esta envergadura en el peor mes para hacer Montañismo
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