Una
cosa es cierta, cuando en más de un viaje a Torres del Paine orientaba a un
turista que lo acompañaba, mínimo tres días recorriendo nuestra Región, el
orgullo máximo para mí era mencionar que ingresábamos a un sistema mundial de
reserva de la Biosfera, y la respuesta precisa ante la inquietud del pasajero
acerca de lo que significaba….”un lugar del planeta cuyo potencial escénico y
todo su corral ecológico, reuniendo en 200.000 hectáreas diversos ambientes que
conjugan toda la Patagonia: Glaciares, Montañas, Lagos, Ríos, Bosques, estepas,
matorrales y toda su biodiversidad, permitirían en una situación extrema de supervivencia de la humanidad , continuar
con este milagro y preservar la vida como así lo hacen cientos de especies cada
primavera”…Existen en el mundo 580 Reservas Mundiales de la Biosfera que reúne
a 114 países con ambientes muy particulares y que están pensados de la misma
manera como los reductos planetario para la preservación de la especie humana y
por ende todo aquel ser vivo que esté dispuesto a evolucionar en conjunto, en
otras palabras, Territorios tipo “Arca de Noé”, esto en términos jurídicos fue
pronunciado en la década del ’70 por la UNESCO, con el título El Hombre y la Biosfera, cuyo objetivo
es conciliar la mentalidad y el uso de los recursos naturales relacionándolo
con el concepto actual del desarrollo sostenible. Estas redes mundiales
funcionan como un modelo que indica la forma de cómo el ser humano debe
convivir con la naturaleza.
¿Que
nos pasó en nuestra “Arca de Noé”?, pereciera que no estamos atentos y perdemos
la memoria de otros accidentes piroecológicos en nuestra reserva, pareciera que
la tripulación de esta “Arca”, no estaban vigilantes en los aspectos que les
competen o no estaban todos los que deberían estar en un “Arca” tan gigantesca,
pareciera que no estamos a la altura de un escenario mundial y que muchos
habitantes de este planeta sueñan en concretar una visita aun sea gastando
todos sus ahorros logrados en su vida laboral. En todo caso y a pesar de que
quedan focos activos del incendio, es hora de comenzar a reflexionar y que es
lo que vamos hacer de aquí para adelante colocando atención en primer lugar en
los recursos y en su distribución que el mismo Parque Nacional Torres del Paine
produce, en la profesionalización de todo su personal, en la continua y
permanente formación y capacitación de sus funcionarios en lo que se refiere al
manejo y control de los riesgos propios del terreno, tanto provocados por
diseño natural o aquellos por acciones y errores humanos, debemos no solo
contentarnos con un solo centro de visitantes y de información y el resto solo
boleterías que trabajan promocionando una sola “película”, sino tener la
capacidad de educar y efectuar inducción de lo que hay que hacer y lo que no
hay que hacer en un Parque de esta envergadura, prohibir estrictamente NO
FUMAR, acción que no contribuye esencialmente al desarrollo de lo que conocemos
como Ecología de la Recreación y que nos invita armoniosamente a estar en
contacto con la naturaleza y fundamentalmente reunir todas aquellas acciones y
decisiones que permitan esta mancomunidad con nuestros entornos silvestres.
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