Las vivencias cotidianas de los canoeros australes así como también aquellos que preferían habitar el interior de las pampas, manifestaban sus temores y su conocimiento de los entornos más peligrosos como lugares de propiedad de seres mitológicos que con el paso del tiempo se transmitían de generación en generación. Una manera práctica de preservar su población y anticiparse a los peligros. En las zonas heladas de toda la Patagonia y en contacto principalmente con las gélidas aguas del Pacífico, los aborígenes mencionaban la presencia de un ser maligno y que vivía en los hielos eternos de glaciares y montañas nevadas y abruptas, considerado amo y señor de las tierras gélidas se denominaba Mwono. Estar y frecuentar los glaciares por sus características propias del dinamismo que poseen descolgándose en enormes valles y algunos de ellos descansando sus frentes directamente al mar y otros mansamente depositando sus restos en grandes lagos. Los glaciares o mejor dicho el hielo que conforman los glaciares son y serán muy importantes por siempre, es la fuerza por excelencia que moldea nuestro planeta y su presencia o su retiro de grandes extensiones de los continentes en los períodos denominados glaciaciones, han obligado y conducido la misma evolución humana y de todos los seres vivos que la conforman. La presencia de estas grandes extensiones heladas curiosamente nacen de un componente meteorológico suave y frágil como lo es un copo de nieve para posteriormente y por varios procesos de temperatura y presión se convierta en cierta medida en la fuerza más destructiva que exista en nuestro planeta Tierra.
Por estos días y en conjunto con mis amigos del Proyecto “Hidropoética” hemos aproximado las intenciones de intervenir de una manera artística, un llamado del hielo a acercar todo el significado de esta fuerza en llevar la delicadeza del color y del sonido. Varias jornadas ante ambientes rigurosos y siempre prestos entre la penumbra del ocaso y la noche propiamente tal, se conjugaban en un sector del Parque Nacional Torres del Paine, específicamente en las inmediaciones del glaciar Grey, tener esta oportunidad para ensamblar acciones poéticas acompañadas de música y representaciones de colores combinadas con las formas y figuras de los iceberg. En más de una oportunidad se invoca con respeto y se menciona en los escritos proyectados a este supuesto maligno Dios del Hielo, Mwono. Lo insólito fue que el último día de las intervenciones, y gracias al apoyo de Big Foot, empresa que presta servicios turísticos en estas áreas, nos aproximamos al frente del glaciar antes las enormes paredes que la conforman con más de 30 metros de altura. Emocionados en las acciones y esperando la oscuridad de la noche, de pronto y con pocos minutos de exhibición, Mwono se hace presente y nos ofrece su poder bajo la expresión de un gigantesco desprendimiento, que obligó a desarmar todos los equipos y retirarnos de inmediato del lugar. Los componentes de este episodio entre emociones y un poco de susto hemos comprendido las sensaciones de tantos aborígenes que sí tenían claridad absoluta del significado del peligro de acercarse mucho a los glaciares.
Los agradecimientos sinceros por el destacado apoyo de la empresa Vertical, Big Foot y personal de Conaf apostados en el sector del lago Grey, y también a todos las personas jóvenes y no tan jóvenes que acompañaron estas hermosas expresiones de arte en conjunto con un entorno tan propio y nuestro del patrimonio natural que poseemos.
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